A lo largo de mi vida, he tenido que luchar contra todo tipo de obstáculos. Nací en una familia de bajos recursos y desde muy joven aprendí el valor del trabajo duro y la perseverancia. Mi situación económica fue una gran dificultad en mi camino hacia convertirme en líder técnico. Mis padres siempre se esforzaron para darnos lo mejor, pero la realidad es que crecimos en una casa modesta en un barrio de clase media - baja. A pesar de las dificultades, siempre supe que quería hacer algo grande en la vida.
Mi vida dio un giro significativo cuando mis padres adquirieron una computadora para el hogar. Yo tenía alrededor de 12 años y, para una familia de bajos recursos como la nuestra, el hecho de tener acceso a internet era algo muy inusual. Sin embargo, mis padres siempre se esforzaban por dar lo mejor para mejorar la situación de nuestra familia. Fue en ese momento cuando nació mi pasión por el software. Comencé a investigar por mi cuenta, a leer manuales y a realizar pruebas en mi propia computadora. Me emocionaba la idea de programar y crear soluciones a través del software. Siendo sincero, también fui ese niño que copiaba accesos directos del café internet y los pegaba en mi computadora, esperando que funcionara. Pero, en lugar de quedarme ahí, esta pequeña torpeza me motivó a entender cómo funciona realmente el software y las computadoras en sí.
Desde pequeño, siempre fui un niño inquieto y curioso, lo que muchas veces resultó en problemas en la escuela. Mi diagnóstico de TDAH y algunos problemas de conducta hicieron que mi desempeño académico fuera complicado. Además, no encontraba motivación en realizar tareas que no me interesaban, prefiriendo explorar y aprender por mi cuenta.
Sin embargo, a pesar de estas dificultades, nunca perdí la ilusión de tener éxito en la vida. Mis padres, siempre me inculcaron valores como la responsabilidad y el compromiso, y aunque en ocasiones no los seguía al pie de la letra, sabía que eran importantes.
Con el tiempo, fui descubriendo mi pasión por la tecnología y la informática, lo que me llevó a interesarme por la programación y el software. A partir de ese momento, comencé a investigar por mi cuenta, a leer manuales y a hacer pruebas en mi propia computadora. Me encantaba la idea de crear soluciones a través del software y sentía que había encontrado mi verdadera vocación.
Aunque aún tengo mucho por aprender, he logrado superar mis problemas y convertirme en una persona responsable y comprometida con mis objetivos. Creo firmemente en que, aunque a veces el camino sea difícil, todos tenemos la capacidad de superar nuestras limitaciones y lograr lo que nos propongamos. Y si bien mis notas nunca fueron las mejores, sé que soy capaz de destacar en lo que realmente me apasiona.
Cuando tenía 16 años, mi vida dio otro giro importante. Mi novia y yo quedamos embarazados. Convertirme en padre tan joven no fue fácil. Tuve que dejar la escuela y trabajar para mantener a mi familia. Fue una lucha diaria, pero siempre recordé el consejo de mi madre: “Hay que ser inteligente, no en la escuela sino en la vida”. Ese consejo me llevó a creer en mí mismo y a luchar por lo que quería. A pesar de las complicaciones, nunca dejé de lado mi pasión por el software. Comencé a estudiar por mi cuenta, a leer libros y a hacer cursos en línea. Aprendí todo lo que pude y finalmente conseguí un trabajo en una empresa de software. Fue ahí donde empecé a crecer profesionalmente.
Poco a poco, fui avanzando en mi carrera y asumiendo mayores responsabilidades. Me dieron la oportunidad de liderar proyectos y equipos, y finalmente me convertí en líder técnico de la empresa. A veces, no soy consciente de todo lo que he logrado. Pero cuando miro hacia atrás y veo todo lo que he pasado, me doy cuenta de que he logrado mucho. A pesar de las dificultades, tengo mi propia casa, mi propio carro y una familia que nunca le falta el techo ni la comida. Aún me falta mucho por aprender, mucho por crecer, pero de algo estoy seguro, si pude una vez, mil veces más podré lograr lo que me propongo.
Hoy en día, miro hacia atrás y me doy cuenta de cuánto he logrado. Tengo una carrera exitosa y una familia hermosa. Nunca imaginé que podría llegar tan lejos, pero lo hice. Si algo he aprendido en mi camino hacia el éxito, es que nunca debes subestimarte a ti mismo. Con pasión, determinación y trabajo duro, puedes lograr cualquier cosa que te propongas.
Quiero compartirles un consejo valioso que me ha guiado en mi camino y espero que les sea útil. Los invito a creer en ustedes mismos y a nunca dejar de luchar por sus sueños. Muchos les dirán que sin un título universitario no pueden lograr nada en la vida, pero permítanme repetir lo que mi madre me dijo: “Hay que ser inteligente, no en la escuela, sino en la vida”. La clave es la perseverancia, la constancia y la disciplina. Estas cualidades te llevarán al éxito en lo que sea que te propongas. Y, lo más importante, recuerda que no necesitas una licenciatura, ingeniería, maestría o doctorado para triunfar en la vida. Lo que realmente importa es que desarrolles tus habilidades y demuestres a los demás el valor que aportas como persona y profesional.
Además, quiero hacer énfasis en un aspecto fundamental que no debemos olvidar: ser una buena persona. En un mundo lleno de personas que abusan de los demás, se buena persona, ayuda a los demás y deja un buen legado en la vida de quienes te rodean. Recuerda que no muere el que fallece si no al que olvidan. Así que, en resumen, lucha por tus sueños, desarrolla tus habilidades, ayuda a los demás y deja una huella positiva en el mundo.
La vida puede ser impredecible y en ocasiones podemos enfrentarnos a obstáculos que parecen insuperables. Para algunos de nosotros, estos obstáculos pueden haber sido las dificultades en la escuela y el fracaso en nuestras primeras experiencias académicas. En mi caso, fui expulsado de dos preparatorias diferentes y tuve que luchar con los prejuicios y las críticas de los demás.
Sin embargo, quiero decirte que tus fracasos y dificultades no te definen. Lo que realmente importa es cómo te enfrentas a estas situaciones y cómo las usas como una oportunidad para crecer y aprender. Incluso cuando parece que todo está en contra tuya, siempre hay una lección que aprender.
No importa cuántas veces te hayan dicho que eres un fracaso, que no eres lo suficientemente inteligente o que nunca lograrás nada. Lo importante es que nunca pierdas la fe en ti mismo y en tus capacidades. Tú eres capaz de lograr lo que te propongas si te lo propones con determinación y perseverancia.
La clave para superar los fracasos es la actitud. En lugar de dejarte desanimar por los errores del pasado, debes enfocarte en cómo puedes mejorar en el futuro. Con una actitud positiva y proactiva, puedes transformar los obstáculos en oportunidades.
Recuerda que tus errores y fracasos no te definen, son solo una pequeña parte de tu historia. En lugar de centrarte en lo que salió mal, enfócate en lo que puedes hacer para mejorar en el futuro. No te rindas, sigue adelante y lucha por tus metas. Con dedicación y esfuerzo, puedes superar cualquier obstáculo y convertirte en el profesional que siempre has querido ser.
Es cierto que en la vida, no todos nacemos con las mismas oportunidades y recursos. Algunos tienen la suerte de nacer en familias adineradas, mientras que otros nacen en familias con menos recursos. Pero, ¿esto significa que tus sueños y metas son inalcanzables? ¡Absolutamente no!
No dejes que la falta de recursos o la ausencia de oportunidades te desanime. Lo que realmente importa es tu capacidad para enfocarte en lo que quieres lograr y trabajar duro para conseguirlo. Si bien es cierto que las cosas pueden ser más difíciles sin los mismos recursos que otras personas pueden tener, esto no significa que no puedas lograr tus objetivos.
La clave para superar cualquier obstáculo es el esfuerzo, la constancia y la disciplina. En lugar de lamentarte por lo que no tienes, enfócate en lo que tienes y cómo puedes utilizarlo para alcanzar tus metas. Con una mentalidad positiva y una actitud de perseverancia, puedes superar cualquier dificultad y alcanzar el éxito que deseas.
No te rindas ante los desafíos que puedan presentarse. En lugar de eso, enfoca tu energía y esfuerzos en aquello que quieres lograr. Aprende de tus errores, utiliza tus habilidades y habilidades para hacer frente a los desafíos y persevera en el camino hacia tus objetivos.
Recuerda que cada uno tiene su propio camino y ritmo de progreso. No te compares con los demás, ya que cada uno tiene su propia historia y trayectoria. Enfócate en tu propio progreso y en lo que necesitas hacer para avanzar en tus objetivos. Con trabajo duro y dedicación, puedes alcanzar tus sueños y objetivos, sin importar de dónde vengas o cuáles sean tus circunstancias actuales. ¡No te desanimes y sigue adelante!
Y no, no soy un coach de vida, soy un simple líder de un equipo de software, pero mi intención es motivar a aquellos que ven su camino complicado. Y no, tampoco soy un rico ni mucho menos un millonario que te dirá la clave del éxito, soy un simple mortal que ha logrado cumplir sus sueños, aunque sé que aún faltan muchos más por alcanzar. Quiero que sepas que, a pesar de los obstáculos, todo es posible si te esfuerzas y crees en ti mismo. Tú puedes lograrlo porque tienes un cuerpo, una mente y un mundo por conocer y explorar. Sal de esa burbuja en la que te encuentras y empieza a darte cuenta de lo afortunado que eres por estar vivo y saludable. Aprovecha cada parte de ti para avanzar y superarte a ti mismo. ¡Nunca subestimes tu propio potencial!
Quiero expresar mi agradecimiento a todos aquellos que han formado parte de mi camino, tanto a aquellos que creyeron en mí como a aquellos que me criticaron y no creyeron en mi potencial. Cada experiencia vivida me ha permitido crecer y mejorar en todos los aspectos de mi vida. En especial, quiero agradecer a mi esposa por su incondicional apoyo y compañía, a mis padres por su constante apoyo y consejos, a mis amigos que, aunque son pocos, son realmente buenos y por último, pero no menos importante, a mis hijos, quienes me han ayudado a sacar lo mejor de mí mismo.